Abderrahim Elkhassar -Marruecos-

Poeta y escritor. Autor de cinco poemarios y un libro de viajes: Por fin llegó el invierno (Marruecos, 2004), Miro y me basta con mirar (Marruecos, 2007), Fuegos amigos (Líbano, 2009), Una casa lejana (El Cairo, 2013), Otoño de Virginia. Viajes a América y Europa (2017), Regreso de Adán (Milano, 2018).

Desde 1994, y de forma ininterrumpida, colabora en revistas y suplementos literarios de Marruecos y otros países árabes, habiendo sido traducida parte de su obra al francés, español, inglés, alemán, sueco, búlgaro y persa.

En 2010 fue seleccionado por el Hay Festival Beirut39 como uno de los 39 mejores poetas en árabe menores de 40 años, y galardonado, en el año siguiente, con el premio Bland Al-Haydari para jóvenes poetas, otorgado por el Foro Internacional de Asilah (Marruecos).

En el curso de su trayectoria creativa, Abderrahim Elkhassar participó en varios recitales de poesía en el mundo árabe, Europa y América y realizó  estancias de escritura en ciudades estadounidenses (California, Virginia e Illinois).

El capitán ciego

En el tránsito de las estaciones

No presté atención a mis pasos,

Y puse,temprano,el pie en el otoño.

No tuvieron culpa los puentes que había cruzado,

quizá la culpa fue de mi obsesión por el bosque…

En pleno día,

y no con los ojos cerrados

me vi creciendoen mis sueños,

mi figura se adentró en la niebla,

ycon un solo paso

crucé más de un río,

me escapé de una nube que me pilló por sorpresa,

hice una señal al sol y se cayó,

puse algunos árboles en mi bolsillo,

y se volvieron verdes mis manos.

Cuando el rocío del río me despertó de mis sueños,

me vi saliendo de la fábula,

me encogí,

de tal modo que las hormigas me pisoteabansin piedad.

Puse la mano en el cráter de un volcán

y me senté esperando el temblor de la tierra.

Bajaré las velas

y pararé la fiesta.

Este barconaufragará, sin duda.

Soy el capitán ciego.

Estaba apresurándomeapisar la tierra

Y choqué conbastantestémpanos de hielo.

Aquí,tranquilo,

esperaré la muerte,

no me hace falta una tempestad.

Cuando el agua entre por las grietas de madera,

cuando me arrastren las olas a sus furias,

¿qué haré con el astrolabio y la brújula?,

¿qué haré con los mapas y los baúles de oro?

Malika

Quizá tu amor sepa a fruta,

pero tu ausencia y el terror que la acompañó

fueron tan dolorosos como el atardecer en una aldea,

como una aldea sin árboles,

como un árbol fuera del bosque,

como un bosque abandonado por dos amantes,

como dos amantes engañados por el tiempo,

como un tiempo fallido en la pared,

como una pared convertida, dentrode un palacio demolido,

en un hogar para una anciana,

como laanciana que anhelasalir con su vecino soltero,

como un solterónde cincuenta añosatormentado por el remordimiento,

como el remordimiento,

como el remordimiento.