Alberto López Serrano -El Salvador-

Profesor de inglés y matemáticas. Miembro de la Fundación Cultural Alkimia, coordinador de la peña cultural Los Miércoles de Poesía, desde enero de 2008. Director de la Casa del Escritor—Museo Salarrué (Ministerio de Cultura de El Salvador). Director del Festival Internacional de Poesía “Amada Libertad”. Ha participado en actividades literarias en toda Centroamérica, México, Cuba, Bolivia y Perú.

Poemarios publicados: La nave falta (2007), Cien sonetos de Alberto (2009), Y qué imposible no llamarte ingle (2009), Montaña y otros poemas (2010), El domador de caballos (2013), Cantos para mis muchachos (2014).

PELIDA

Que no pretenda el hijo de la bella

Tetis, tomando de ofendido poses,

negar su dicha en los viriles goces,

si él mismo entre violetas fue doncella.

¿No halló Odiseo, acaso, dulce huella

del blando ceñidor en los feroces

miembros del semidiós? ¡Hoy desconoces,

Pelida, las pelucas y la estrella

de Chipre soberana! Sin embargo,

el hijo de Menecio tiene a cargo

tus águilas cambiar por mariposas.

Cuando suena de Ares la proclama,

ansioso aguardas el jardín que llama

¡a dejar los laureles por las rosas!

PYRRA AQUILEA

Tetis teje piedras con la arena.

Los bordes le desgarran la piel blanda de los

dedos.

El pálido rostro perdido en los ojos del vacío.

Y los pies de plata mastican olas de purpurina

y de su propia sangre.

Hallaron los cabellos cortados en el lodo,

rubio vellón a destajo trasquilado.

¿Tres disparos en el tórax no bastaron,

Ménades?

Le rasgaron el vestido y la sandalia azafranada.

Las uñas le quebraron y los dedos.

¿No saciaron, Ménades, con sangre el odio?

¿No retuercen la calle y sangre escurre?

Tetis se levanta gris entre las olas.

Abraza a las nereidas que han llegado y que le

cantan.

Abraza los recuerdos que la queman.

Camina sola en la caliente arena.

Ruidosa cae al reclamar a Zeus…

Un río se abre paso hacia el océano.

Hija de Tetis, pelirroja Aquilea de veloces pies,

más rápido corrieron los disparos,

más rápido caíste en la acera sorda.

Y tu sangre…

Tetis desgarró su largo peplo.

Peleo arrancó la tierra con sus dientes.

Patroclos desgarró su amante corazón en mil

astillas.

Las Ménades dirán “Matan hombre disfrazado

de mujer”.

Las Ménades cantarán a su dios de odio.

Aquilea de veloces pies, hermosa,

no sabrán desgarrar la lucha diaria que has

dejado.

Verás que la sangre y purpurina generan más la

lucha,

y con Peleo y Tetis llevaremos tu mensaje.

Las manos diversas se levantan.

ENGAÑO

¿Qué mejor que un engaño me darías?

Por eso yo lo extiendo en la ventana

y contemplo su voz oscura y vana

con los delirios de las manos mías.

Yo palpo con mis ojos mediodías

que bordan de la noche su mañana,

y me clavo los labios en la gana

de ver ardientes brasas en las frías.

Manténme la ficción encadenada,

como quien lima sin ninguna prisa,

no sea que ya libre se haga nada.

Qué mejor me darías que un engaño,

como quien entretiene, año tras año,

la brasa consumida en la ceniza.