(1982) es escritora y artista visual chilena. Su recorrido corre por el arte visual, el blues (Con el disco “La Vi llegar del Rock” y la poesía. Su obra poética -prologada por escritores como Nicanor Parra, Patricio Manns y Luna Miguel- ha sido publicada en Perú, España, Chile, Uruguay, y Argentina. Participando además de antologías en Suecia, Francia, Guatemala, México, Italia y Canadá. Sus libros son: “Zona Primavera”, “Ovulada”, “Antro; misa para señoritas”, “La Belleza” y finalmente “Nudo” -libro que recorre todas estas publicaciones.
Dueña de una voz que sorprende por su potencia, y con letras que atraviesan las arterias en un solo momento, Amanda es un referente a la hora de hablar de poesía actual en Chile.
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Hoja Blanca
Me advirtieron
que a las mujeres que buscan se les descose el rostro
que andan por ahì chorreando
esa herida horrenda
que están solas, tan solas
que se les calca una foto en blanco y negro y un adónde
ellos dicen: no hay nadie.
Las fotografías son abrazos -murmuré
y les pregunté adonde.
Ellos me hablaron
tenían en la voz muchas botellas quebrándose,
botellas vacías
tanto
y todas
reventando en sus dientes, su voz escupía vidrios rotos
abrían la boca y las astillas se me iban incrustando;
Ahí metieron sus dedos, y las botellas
tuve que cerrar los ojos
-Ahora quisiera cerrarlos-
Me dijeron que estaba loca
“No se busca el amor”
Amor, me preguntaron cómo eras
yo les dibujé tu olor en una hoja
pero la hoja quedó en blanco apenas ellos la tomaron,
Y eran 3 o 4 metiendo sus manos en mi rostro
querían sacarme el pellejo,
y yo lloraba porque te borraron,
apenas se las pasé
tuve que cerrar los ojos
mis ojos
-ahora sueño con cerrarlos.
Tuve miedo, y grité
¡Monstruos! Grité
Estaba
chorreando,
caían
al piso
mis gritos;
Amor caía tanta Sangre
Sin piel y sin rostro los ojos pueden abrirse,
Se expanden por todo el cuerpo, como una infección;
Por eso ahí las vi, las vi ahí
y eran miles:
tenían las manos amarradas al regreso y volaban (volaban)
no se puede caminar cuando el piso es un pantano así tan rojo,
-volaban-
y ellos no podían verlas,
sonaban
sus alitas hermosas -sonaban-
Y ellos sólo escuchaban “¡dónde están!”
No se busca el amor, dijeron.
Ellas eran el amor.
Yo las veía volar por todas partes
quería
tanto estar con ellas,
pero ellas tenían plumas, las repartían por el techo,
las suspiraban.
Por eso escalé las paredes
Me afirmé de los vidrios, a las botellas y a sus bocas
chillando escalé, ellas me ayudaron,
Pero no pude alcanzarlas.
Aun no aprendo a volar
pero intento
y tengo
tantas ganas
porque tengo un papel en blanco,
el desierto de una hoja en el que te ves hermoso.
Amor, amo tanto ese pedazo de nada;
Lo amo de día, pero mejor de noche,
En ese papel que me dicen vacío está la más linda carta de amor
Esa, que no alcanzaste a escribirme.
(rush)
Mi mamá no murió, la mataron.
Maquillé su boquita de rosa en el médico legal,
-era el único color que tenía en el bolso-
Se veía linda, aunque su cráneo estaba hundido
y eso parecía una flor
una flor enterrada o un mordisco;
Estoy segura que me miraba igual que cuando era niña,
fijo me miraba, tierna, y me decía “tú sabes, tu sí sabes” y yo sabía;
aunque quizás, con los ojitos pegados, no podía mirarme.
Me preguntó cómo murió y no supe responderle
le conté de un corte de luz y lhablé de la tormenta
le dije que había tenido el último día más feliz
y después cuando al fin se quedó callada
la hicimos desaparecer en el mar.
En el bolso no traía más que ese rush y unos chicles
Pinté como pude su boca y apreté su mano,
Crujiente, seca y fría la llené de besos.
tenía un hueco en la frente y en él
me acurruqué a dormir un rato.
Ella nunca me hubiera permitido pintarle así los labios,
Me habría dicho que no, que prefería el rojo,
Y yo le habría dicho igual que se veía hermosa
“Màs que cualquier mujer asesinada”
Nunca voy a perdonarme: Pude romper mi boca con los dientes o las uñas;
Si pudiera volver, tu sabes (Tu sí sabes)
La maquillaría rojo.
Siempre puede haber sangre para pintar por ùltima vez
Los labios más importantes del mundo.