Ana María Rodas -Guatemala-

Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2000, su obra poética está publicada en Poemas de la Izquierda Erótica, 1973, Cuatro esquinas del juego de muñecas (poesía), 1975; El fin de los mitos y los sueños (poesía), 1984; y, La insurrección de Mariana (poesía), 1993.

Sus poemas han sido publicados en antologías en español, inglés y alemán en Centroamérica, Estados Unidos, Inglaterra, Colombia, México, Viena, Roma y Munich. En 1990 recibió el primer premio poesía en el certamen de juegos florales de México, Centroamérica y el Caribe de 1990, con su obra La insurrección de Mariana.

En ese mismo año, obtuvo el primer premio en el certamen de cuento de juegos florales de México, Centroamérica y el Caribe de 1990 con su cuento “Mariana en la tigrera”.

Todos los textos representan la existencia social humana ordinaria, la manera en que vivimos lo rutinario, y el drama moral que esa mera existencia implica. Ejemplos de esta idea se encuentran en “Esperando a Juan Luis Guerra”, “Monja de clausura”, y “Amor”, entre otras obra. Es una de las escritoras guatemaltecas cuyos escritos y poemas fueron infravalorados y silenciados durante bastante tiempo por la crítica, por diversas razones, principalmente las que se relacionan con los prejuicios de tipo sexual.

Poeta homenajeada del 15 Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango.

Domingo 12 de septiembre, 1937

Domingo 12 de septiembre, 1937

a las dos de la mañana: nací.

De ahí mis hábitos nocturnos

y el amor a los fines de semana.

Me clasificaron: nena? rosadito.

Boté el rosa hace mucho tiempo

y escogí el color que más me gusta,

que son todos.

Me acompañan tres hijas y dos perros:

lo que me queda de dos matrimonios.

Estudié porque no había remedio

afortunadamente lo he olvidado casi todo.

Tengo hígado, estómago, dos ovarios,

una matriz, corazón y cerebro, más accesorios

Todo funciona en orden, por lo tanto,

río, grito, insulto, lloro y hago el amor.

Y después lo cuento.

Estamos hechos de recuerdos

Estamos hechos de recuerdos

de un pelo rubio

de un pecho

de cuatro

cigarrillos

moribundos.

De rítmicos movimientos.

El ron se hunde, ruidoso, en la garganta

-10,000 células muertas-

y el deseo ametralla

en los dedos.

Asumamos la actitud de vírgenes

Asumamos la actitud de vírgenes.

Así

nos quieren ellos.

Forniquemos mentalmente,

suave, muy suave,

con la piel de algún fantasma.

Sonriamos

femeninas

inocentes.

Y a la noche clavemos el puñal

y brinquemos al jardín

abandonemos

esto que apesta a muerte.