Poeta, narrador y pintor. Entre sus poemarios están Muriendo de amor por esa perra (Antinomia, 1999), Huecos necesarios (FETA, 2000), Luz ultraviolenta (ultraviolentaluz.blogspot.mx, 2001), Caminar el miedo (Casa Vieja, 2001), El paisaje humano (La Trucha Güevona, 2006) y Sueños de bajo presupuesto (La Trucha y la Tarántula, 2010). En narrativa ha publicado Hidrofilia(Antinomia, 1997), Emboscada (Casa Vieja, 2001) y 101 (Siento uno) (Ábrara, 2005). Textos suyos han sido traducidos al francés y al inglés. Ha sido corrector de estilo, editor y coordinador de talleres de poesía. Como artista plástico ha realizado algunas exposiciones individuales y ha participado en varias colectivas.
DUDA III
¿Quiénes ven la espuma de su propia sangre cuando el fuego está robándoles el miedo? El tiempo está doblándose y la herida que nos causa la esperanza tiene luz en cada grieta; el espacio es un susurro merodeando la impiedad de lo que es libre todavía. Con todo, la suciedad de una caricia sólo se rompe si los ojos no vigilan hacia adentro. Toma lo que te mata y hazlo dios de barro para urgencias: es la mejor redención de lo inventado por quien huye, mas no permitas que la magia cotidiana se despedace en lo que dejes destruido.
Tus brazos y tu odio son exactos, pero la vida está incompleta sin el dolor que nos hace recordarla. ¿Dónde podemos enterrar lo doloroso sin necesidad de olvidarnos todo el cuerpo? Los días dan la vuelta y se van hacia otra época cuando te ven afilar la oscuridad con las manos remojadas en tu sangre.
¿Mataremos hoy con estas manos que sólo pretenden la caricia?
DESDE EL PRIMER GOLPE HASTA EL ÚLTIMO ALARIDO
desde la forma frágil de un ojo ensangrentado,
desde la piel rasgada por la primera flecha
hasta la gota negra a punto de secarse
en la última caverna donde habita la tribu,
en la primera emboscada, en el encuentro
de dos voces calientes a punto de su filo.
En el trigal primero donde ardió la codicia,
en el campo quemado que defendió algún clan,
en la calma angustiosa que precedió a la furia,
en la piedra lanzada por el primer atacante,
en la herida final del defensor postrero,
en Caldea y Fenicia, Egipto y Babilonia,
la luz tocó la sombra e hizo
una fisura roja en las miradas, puso
en el temor del hombre la memoria de un día
cuando hubo entre sus manos otras manos sin odio
y pensó defenderlas más que todo lo hecho
contra la sombra fija de un fotón en la noche,
contra el frío de las armas enemigas o propias
y contra la caída de ese día en lo oscuro.
24
En esta tierra hay alacranes,
hambre, desiertos, injusticias,
paramilitares, ejército,
cuerpos policíacos
que quieren darnos miedo,
que tratan de obligarnos
a creernos felices.
Y tenemos políticos
que son la voz del pueblo
para hacer agua tóxica
de todo lo que hablan.
Y arriba,
quienes deciden colores y espejismos
para suplir con ellos el paisaje,
no se interesan mucho por nosotros:
nos ponen en sus listas
de capital pasivo.
La globalización nos va reuniendo
en el fondo de los días.
Sé que tu mundo
está rodeado
por iguales abismos.
No nado hacia tu isla como un náufrago:
busco tu mano entre la niebla
para descubrir
qué podemos hacer juntos.