Francisco Nájera -Guatemala-

(Guatemala, 1945) Reside desde hace muchos años en Nueva York, donde
trabajó como maestro bilingüe y profesor universitario.
Entre sus libros publicados están – Poesía: Canto de María (1989), sujeto de la letra a (1991),
Libro de la Historia Universal (2000) y Corridos de los Trabajos del Reino (2019); Narrativa:
Carne de seres que al encontrarse pierden la razón ((1987), Cenizas (2016), Historias de los que van y van… (2017), La prometida o de Leonora C. (2019); Ensayos: El pacto autobiográfico en la obra de Rafael Arévalo Martínez (2003), “Poesía guatemalteca en la posguerra” en El futuro empezó ayer. Apuesta por las nuevas escrituras de Guatemala, (2012), “Aspectos estéticos en una película – Notas para un taller -“, Revista de la Universidad de San Carlos No. 26 (2013), De esto no se habla (2018).

1
Sé que he comenzado a distanciarme.
Me alejo ahora de ellos.
ese centro que alguna vez
mantuvo en órbita mi vida.
Voy sentado en una caja de hojalata
alejándome de mi hija,
de mi hijo.
No estoy seguro del papel
que mi esposa juega en todo esto.
Como siempre callada, retraída,
se concentra en lo que hace.
Cuando le pregunta en qué piensa,
como siempre me contesta –
En nada
9/11/21

2
DE VIAJE
vacas caballos plumas
echa echa
nosotros jugando
no no si si
nosotros peleando
chip chip slrpnn
nosotros durmiendo
la radio
malas noticias
alto no siga
menos ahora

aquí respirando
en medio del frío
el cuento la radio
estrellada la tarde
en la radio
con leche sin leche
retén militar
cedulas pasaportes
¿de dónde es que vienen?
¿qué buscan aquí?
plumas caballos las vacas
nosotros clip clip
nosotros allí o
aquí no
clip clip
allí sí
clip clip
9/21/21 9/23/21

3
Llevan biblias, fotos, escapularios,
talismanes, cartas, oraciones,
pero también recordatorios y consejos –
“No vayas a llorar”, “No vivas fuera
de tus sueños”, ”Mantente siempre
despierta”.
Los que ahora duermen
han cruzado vastos caminos.
Antes caminaron hacia algún
¿refugio? Cruzaron calles.
Solos o en compañía de otros.
Ahora atraviesan estas tierras.
Yermas, chingadas tierras –
Dice alguno -. Hojas secas
se anudan en una maraña.
Ramas secas se quiebran
en lo oscuro.
Los que aún siguen van,
van hacia algún otro sitio,

otro lugar,
en busca de su sueño.
9/18/21 9/23/21

4
Todo en el cielo es cielo
Y así la tierra allí es cielo
Y los animales y las plantas también lo son
Y el mar y las montañas y las rocas
Porque allí el mundo no ha sido todavía
Y toda cosa es siempre diáfana y transparente
Nada allí es opaco e impenetrable
Pues la luz se encuentra allí en la luz
Como las palabras se encuentran allí en las palabras
Y todo está allí en todas partes
Y todo allí es todo a la vez
Y cada cosa es también las otras cosas
Y así cada estrella es todas las estrellas
Y es el sol y es la luna y es las arenas del desierto
Y la sal del mar y las raíces que son también los árboles
Ya que en el cielo todo es cielo mientras que aquí
En la tierra
Todo es tierra que se desmorona y en el tiempo se agita y luego
Desaparece
4/29/21

5
Algún día vas a venir y ya no me vas a encontrar.
Te vas a topar con el mero viento.
Te va a llegar ese día y cuando te llegue
ni quien te de una razón.
Y vas a pensar que todo ha sido mentira.
Porque en verdad estamos aquí de pura mentira.
Lo que te dice la gente es mentira.
Lo que te dice el periódico también es mentira.

Y mentira es lo que vas a pensar. A recordar.
A decirte.
Pues si yo ya no te sirvo pa’ nada
¿Por qué carajos me vas a extrañar?
Porque a mí ninguno me va a extrañar.
Si ni adiós les voy a decir. Ni a ti.
Ni a ninguno.
7/27/21 8/2/21 9/23/21

Julio Cúmez -Guatemala-

(Chixot, San Juan Comalapa, Guatemala 1995). Es Diseñador Gráfico. Estudiante de Antropología (USAC). Ha publicado el libro de poesía Oyonïk (2017 Catafixia editorial). Desde el 2017 trabaja en la escritura de su poética El Fuego En El Que Ardemos. Sus textos también se encuentran en antologías, blogs y revistas electrónicas y demás medios. 

El Fuego En El Que Ardemos

Estamos aquí
con las mismas palabras
con los mismos incendios
con las mismas voces que nos repiten que estamos aquí
y que de nuevo no sabemos reconocer de dónde vienen.

Atrás quedaron las señales de los días como frutos vencidos
                                                                                                   sobre la mesa
atrás quedaron las certezas como rostros que se desvanecen
                                                en las ventanas de un bus en movimiento
(Mientras agitamos las manos, y vemos como en el acto
la noche nos crece como un incendio).

¿Qué es lo que queda del sueño, o de las palabras que usamos
                                                                                  para describir al sueño
cuando el soñador que se ve al espejo no reconoce las palabras
                                                                                             que lo nombran?

Escribo como escriben los que nunca han sabido nombrar
a la memoria
a las marcas en los cuerpos
a las tardes ardiendo de pronto.

 ——-


He soplado en las manos de la muerte palabras que desconocía
le he puesto nombres a los días que habrán de consumirme
y he visto como en la blancura de las palabras
me he convertido en una casa
en donde la tarde siempre llega a arrastrar los ojos.

Y aquí estoy
sentado sobre el dolor de seres de pasados inciertos
viendo como la vara pasa sobre el fuego
viendo como la tarde me busca en el interior de una casa
para poder decirme:

-En tus ojos
el sol se pierde
entre el cielo y el mar
de todo lo que cae-.

Y aquí estoy                                                                sentado
viendo como la luz se cuela entre las ramas de mi pecho
y da contra el árbol de mis huesos
viendo como las preguntas se van anidando a mi alrededor
mientras no hay nada en mí que sepa nombrar lo que sucede
porque aquí no hay un movimiento de la vara sobre el fuego
que me advierta del crujir de estos días
o una luz a la cual le pueda dar una raíz.

Solo están mis manos como edificios
y esta extraña sensación de caída en el pecho.

Solo está mi voz
que anochece en todo lo que nombra
mientras tú me preguntas:

¿Habrán días que entiendan el peso de todo lo que cae?

Serge Pey -Francia-

Poeta, artista plástico y profesor conferenciante en la universidad nacido en Toulouse, Francia, en 1950. Desarrolla actividad en áreas como arqueología, filosofía y etnología, es considerado entre los más singulares creadores a nivel internacional de la llamada Poesía en Performance o Poésie Action en francés.  Ha obtenido premios como el gran Premio Nacional de Poesía de la Société des gens de lettres (2016), el Premio Internacional de Poesía contemporánea Robert Ganzo, (2015), el Premio Xavier Grall (2019) o el Premio Guillaume Apollinaire (2017). Hijo de la guerra civil española y del exilio, en el documental Serge Pey y el Buzón del cementerio, dirigido por Francis Fourcou, el autor homenajea a Machado, realizando una  peregrinación de 300 kilómetros a la tumba del poeta sevillano. En el camino de Toulouse a Collioure, que realiza acompañado de discípulos y seguidores, el poeta reivindica a los “500.000 fantasmas” de los españoles refugiados en Francia tras el fin de la Guerra Civil. En los 70 fundó la revista Emeute y después la editorial Tribu. Presentamos una selección de poemas de su libro Venger les mots  (Vengar las palabras) publicado por Editions Bruno Douceuy en 2016.

Los PUñOS CERRADOS

el pulgar CERRANDO

los otros DEDOS

y golpeando

los PUñOS

el uno contra el otro

uniendo

las ARTICULACIONES

de las FALANGES

Os enseño el signo

de la guerra ya que escribo

con un clavo

los fragmentos

de un uso cotidiano

de la poesía de Lewisburg

porque la poesía ya no tira

los hilos de la realidad

retrocediendo sin cesar

delante de las acrobacias

de sus letras echadas a perder.

***

Levantando

el PUñO IZQUIERDO

detrás a la izquierda

EL DEDO PEQUEñO

hacia el pecho

hasta la altura

del CODO

y agarrando

mi MUñECA IZQUIERDA

con mi MANO DERECHA

cruzando

delante de mi pecho

las dos MANOS CERRADAS

la DERECHA encontrándose encima

os escribo desde la cárcel

de Lewisburg

en Pensilvania

delante de un policía blanco que ladra

sin bozal

y un perro rojo ebrio de whisky

***

[…]

Porque estamos vivos

Porque llamamos a la joven poesía

para que se levante en masa y recite sobre las tumbas

Porque os invitamos a ocupar

todos los cementerios del mundo

el aire y el fuego y todos los lugares de esparcimiento de las cenizas

de la vida

Porque no debemos olvidar los libros

que desbordaron de nuestros labios

Porque debemos amar al infinito

a aquellos que los escribieron

Porque debemos desenterrar a los poetas asesinados

por el silencio

Porque somos pobres

Porque debemos disparar a discreción  a los sepultureros

que se pasean entre nosotros.

Shirley Tzúm -Guatemala-

Quetzaltenango, 1999. Estudiante de la Licenciatura en Psicología Industrial, poeta y cantante. Su primera obra poética “Versos Nómadas” (gramática titubeante para leer en jueves) es publicada en formato Plaquette, con obras tales como: globo de fuego, 26, sublimar, ancestros, entre otros, publicados por el proyecto Incendio Plaquettes. Su poema “XICA” fue seleccionado para ser parte de la agenda 2022 del proyecto Sororidad Guatemala. Mismo año forma parte del Fanzine de Yomoram Jayatzame “Mujeres Poetas de Xelajú”. Año 2023 parte de la antología Poetas de Quetzaltenango Tomo II, por parte de Editorial Sión.

Ser cómplice

Todo es tempestad en el vértice del pasado y presente, estos sedientos esperan para hacerme mierda.

Yo solo estoy ahí, cómplice insoportable de la impaciencia

sufro de un déficit de atención y no sé reconocer la teoría de las emociones.

Me despierto brava en las mañanas, hago oídos sordos al sol,

compro y vendo los días nublados, hago ejercicio en mi mente.

Le hablo al desagüe de la bañera para ver si alguien responde, pero solo es una legión de oscuridad.

A veces pienso que mis objetivos son daltónicos y las aceras no son para caminar.

Entonces soy cómplice de esta nube negra, la que adopté como a un perro me sigue en cortejo fúnebre directo al altar de los impulsivos.

Hora Doce

Dedico mi alma si en algún momento dejo de hacer caligrafía apretada o de repente me vuelvo ausente del abecedario,

si pongo boca abajo mi cuerpo y me dejo devorar por los astros y el horóscopo. Enmarco una fotografía si en algún momento dejo de tocar, vivir, dejar, sentir.

O tal vez me empiece a gustar la hora 12 del día y me acostumbre al dolor de cabeza. Tal vez empiece a verme pálida, mis venas se hagan nada, y las plagas aplaudan mi derrota.

Pero, también puede que esto solo sea la manifestación de la consciencia incomprendida, y mi ser intentando recrear el abrazo que no tuvo, entonces ¿esta es la llamada de dios? ¿o aquí no pasó nada?

Parece que el lenguaje de “poeta” me condenó a cuestionarme, pero les soy sincera a

mi me da una hueva este rollo.

Otra vez me quejo de mí, aquí no hay nadie, solo elegía, y una cerveza fría del otro lado del piso,

hay un vestido pero solo falta el cuerpo.

¿Uno se puede morir más temprano? Dijo Consuelo Tomás Fitzgerald Es que me gusta que no me pregunten nada.