Heidy Marroquín – Guatemala –

(Guatemala, 1992). Profesora de Lengua y Literatura y Licenciada en Letras. En 2018, Metáfora Editores y el Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango le otorgaron el primer lugar en el certamen nacional de poesía joven por su poemario Trece de junio. Su poemario Bajo los rayos luminosos del farol ganó el Premio Editorial Universitaria de Poesía “Manuel José Arce”, 2020. Su trabajo poético puede encontrarse en publicaciones como: Revista Literaria Obsidiana (Santa Ana, El Salvador); Antología «diálogos & textos contrarreloj, escritoras guatemaltecas contemporáneas, Usac»; IBIS revista digital (Jaibaná ediciones); Fanzine Yomoran Jayatzame y Fanzine Chonchón Lebu, Chile.

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Tomé mis impresiones antiguas

y las convertí en nuevos poemas,

me transformo

como se transforman

las palabras

los gestos

las ideas.

Hay un hombre que se incendia

se ha confundido con el fuego

son las llamas con ira

de manos tenebrosas

no hay un poco de amor en el campo 

abierto en el que corre

la gente lo persigue 

mientras sus ojos se cierran

mientras huye

mientras es abrasado.

El presentador lo nombra: hechicero

su hijo trata de alcanzarlo

sus pies arden como su corazón al caer, 

su calor se confabula 

con el de la tierra

y se convierte en vela

alumbra, 

sus cenizas no descansan

se marcha al conocimiento de lo eterno.

Nuestras voces se unieron 

veníamos de distintos territorios

de lejanas carreteras

indescifrables

nos esperaba una aldea:

Chicacao, se llamaba

las casas de adobe y madera

nos resguardaron.

Si abres tus manos mientras transitas

encuentras los caminos del cortador de café

y de aquel que trabaja la chipa,

lo intenté en el pasado

la fuerza nos nació 

entre los dedos al tocarnos

nos explicamos 

la nostalgia 

desde la geografía de nuestras manos.

La gran ciudad que se derrumba  

El gobierno prevé nuestra muerte,

las mariposas riegan su color sobre la tierra cavada.

Un venado vigila con sutileza

y huye al ver los movimientos de las piernas de la mujer,

quien reporta con temblor,

dónde, el futuro nos espera.

Nuestro cuerpo se desconfigura,

derramaremos nuestra sangre y olor

sobre cerebro, médula espinal y nervios

de nuestros hermanos.

Nos recibirán desde sus sentidos lejanos

allí, donde años atrás,

quienes lanzados desde el escarnio

fueron escondidos por la tierra,

junto a la indiferencia y el olvido de un XX.

Nos abrazaremos sin haber podido explicar

la belleza del reencuentro y el llanto de la ausencia.

En ningún rincón del mundo

cabe nuestra vida,

ni en las estaciones venideras,

ni en la memoria del gobierno,

en la lumbrera del silencio

se escucha a Chopin

y su Fantaisie Impromptu

ahí, resguardo mi corazón,

veo los puertos pintados por Marquet,

en ellos escondo mis ilusiones,

me levanto por la madrugada

y leo los versos de Luis de Lión,

y pienso que soy su otra patria,

que llevo dentro la gran ciudad que se derrumba.

La gran ciudad que se derrumba.

El gobierno prevé nuestra muerte,

pero nuestros sentidos

ya no lo escuchan

porque en la distancia

los niños esperan,

porque en el frío y sin hogar,

se abrazan,

porque hemos aprendido a vivir

en medio del horror y la angustia

siempre, siempre con una esperanza.

De Los rayos luminosos del farol, Editorial Universitaria, USAC

El sonido del río

Son sus pies

los que me habitan esta noche

y es que, la he visto allí

dormida a la deriva.

Costales blancos

que la esconden,

la garganta tiembla a través del teléfono

ojalá se callaran los noticieros

ojalá pudiera correr a salvarla.

Son sus pies

y el sonido del río.

De Los ojos de Nohemí, inédito.