Jorge Ortega -México-

nació en Mexicali, Baja California, en 1972. Poeta y ensayista. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado una docena de libros de poesía en México, Argentina, España, Estados Unidos, Canadá e Italia, entre los que destacan Estado del tiempo (Hiperión, 2005), Devoción por la piedra (Mantis, 2016) y Guía de forasteros (Bonobos, 2014). Su trabajo poético ha sido traducido al inglés, chino, alemán, portugués, francés e italiano, y forma parte de múltiples compilaciones de poesía mexicana contemporánea. Igualmente, ha colaborado en diversos medios literarios de Hispanoamérica y el mundo anglosajón con poemas, reseñas y textos de crítica sobre poesía, tales como Buenos Aires Poetry, Letras Libres, Periódico de Poesía y Revista de Occidente. Asimismo, ha participado en festivales de poesía y congresos de literatura en variadas ciudades de América, Europa y Asia, y se ha desempeñado como Profesor Visitante o Scholar Artist en universidades de California. En 2018 y 2019 fue tutor de poesía del Programa de Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México. Es miembro del consejo editorial de Mantis Editores. Entre otros reconocimientos, ha obtenido el Premio Estatal de Literatura de Baja California en los géneros de poesía y ensayo, el Premio Nacional de Poesía Tijuana, y el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines. Ingresó en 2007 al Sistema Nacional de Creadores de Arte de México. Su más reciente publicación es la antología poética bilingüe español-italiano Luce sotto le pietre / Luz bajo las piedras, que el sello Edizoni Fili d´Aquilone preparó de su obra y que apareció el verano de 2020 en Roma, Italia. ♦ 

(Mexicali, Baja California, México, 1972)

Primera llamada

Urge contar lo que sucede

no arriba en el lenguaje

y su costra de espuma

sino abajo, donde

la llama se doblega

o tiembla la raíz.

Urge invertir el cono

y denunciar su fondo,

atraer el clamor de las arenas

que la corriente submarina

ondula.

Respira y sumérgete.

Asciende y recupera lo que has visto

para alivio de quienes esperamos

en el espejo de la superficie.

Mucha tinta ha corrido

y seguimos en ascuas.

Alumbra un poco más tu circunstancia,

acerca la linterna a los abismos

para buscar la llave entre las rocas.

El momento

Hemos sustituido la cortina

con papel albanene. Y sin quererlo

obtuvimos así la luz exacta,

la intensidad de luz que perseguimos

durante lustro y medio.

Intensidad de luz que entra descalza

en las paredes blancas de la sala,

en el diáfano aljibe

donde amortigua el sol,

donde hasta el sol se anula y cristaliza

en lombrices translúcidas.

Y no es la intensidad sino su modo,

el gesto de filtrarse al comedor,

aderezar la mesa,

encandilar las páginas de un libro

leído al mediodía.

El ángulo, la forma

en que redimensiona los objetos

ya dentro de la casa,

el viso con que alivia el azulejo

como un mantel de agua

de quietos resplandores.

Lástima que nos vamos, lástima que el espacio

no esté para nosotros a la vuelta

de recorrer el mundo.

El momento esperado

llega cuando partimos.