Editor y gestor cultural (Ciudad de Guatemala, 1978) Tiene estudios de la Licenciatura en Letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Es autor de los poemarios Claustrofilia (Editorial Cultura, 2010); Ajenjo (Sin tecomates ediciones, Guatemala; Casimiro Bigua cartonera, Argentina e Infracción editores, Chile, 2014); Un bicho del tamaño del silencio, finalista del certamen poético Manuel José Arce (Editorial Unversitaria, 2020); y de la plaquette La vida puerca (Incendio plaquettes, 2021).
Desde el año 2009 coordina la editorial artesanal Alambique.
Cosa de los ojos
El día que no nos quede más silencio
contaremos la vida a gritos
con tórridas pedradas en los espejos y escándalos por puños/
manotazos de sol sobre la nuca
bañaremos con aguardiente el cielo
antes que se esparza el humo de las bombas en honor de nuestra señora de los muertos.
Pero el amor seguirá siendo cosa de los ojos
seguirá buscando las rendijas
el roce del viento en las apenas sonrisas
buscará todo lo sumergido en agua tibia
porque lo contrario del amor
no es el pánico sino la estridencia frívola
y lo contrario de los ojos
es este mundo sin anverso ni reverso.
504 meses
He cumplido la edad de Pavesse
y no me he matado
aunque poco tiene de heroico seguir vivo en esta tierra
de ánimas en pena embarazadas y con un ojo morado llorando por sus hijos nonatos
de semidioses adictos al pegamento
de androides panzones de lombrices.
A todos se nos saldrá de las manos la vida
todas nos jugaremos en la calle los intestinos
a todos intentarán convencernos de soledad.
Jaurías
La noche que me alcancen balas pagadas con nuestros impuestos
me volveré perro
predeciré el clima y la ternura
y lameré las manos de los niños paridos al pie de los semáforos.
Vos pon un pan diario en mi animita
cantá como si allá afuera fuera el fin del mundo
que yo encontraré el camino a tu patio trasero
para acompañar tus lecturas de Brecht
después de haberme tragado el sol y el polvo con una vieja limosnera
o de haber mutilado huesos de traidores.
Seremos jaurías lavando esta ciudad del sur.
[Sin título]
Mis accesos de ingravidez
son cada vez más desnudos y abiertos de manos
pero cada vez menos infinitos
voy dando tumbos
contra el cielo y las orillas orillas
de las puertas cerradas
mis palmas tapan mis oídos
para que las voces que me gritan no entren
o si están adentro
no me abandonen
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Recorreré tu saliva
con mi desnudez
tu dios
con mi fin del mundo
tu belleza
con mi perplejidad
para asegurarme que existo.