poeta y ensayista, realizó estudios de posgrado en Letras Modernas y en Filosofía; imparte seminarios y talleres en diversas instituciones bajo el área de “poesía y conocimiento”, su obra ha sido traducida al inglés, catalán, portugués, italiano, rumano y griego. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte bajo el género de poesía en la emisión 2018-2021.Su libro de poesía más reciente Rumor de niebla, 2020; y de ensayo Angostura: en defensa del leer. FOEM. CEAPE. Gobierno del Estado de México, 2021.
El tintineo de Teresa
A dónde te llevó Teresa que me trajo tu voz
para arroparme de cuando deshilo en ramo
nuestra tanta palabra y siento el agua del río
como una piedra o un torzal
que se enreda en mi cuello
con la hondura de lo que no se olvida
una chinilla con la que se sueña
como si sólo el peso en la mano
rasgara con su traza el velo que nos separa
A dónde te me has ido tras el tintineo de Teresa
que echo en falta tu risa y las flores y el mar
o los caballos del monte cabalgando
por el cielo raso de tu cuarto
¿Quién ha lavado tu cuerpo y lo ha bendecido
en sudario blanquísimo de cielo?
¿Quién hizo tu mano puño de arena
en señal del éxodo y el perdón?
¿Quién la ceniza en la frente
y el aceite de la unción en tus labios?
De dónde el silencio que responde con otro
en este cuarto de noche tan desvivida
sin más luz que la del cirio que pronuncia
un tiempo ya no nuestro
de cuando el viento
nos mira con su inmensidad
y escucho en tu desvelo
el tintineo de Teresa.
Por aquello de que el viento
Miro tras la ventana por aquello de que el viento
se hubiera equivocado y siguieras entre nosotros
pero el silencio me devuelve más silencio
qué poco me ha sido el tiempo
de andar a la vuelta contigo
Pongo en la mesilla de noche tus libros
para que me hablen ahora que tú no me hablas
y me digan eso que no supe de ti
eso que no dijiste por decir otros amparos
la hondura exacerbando tu cuerpo
hasta tocar la indefensión del alma
su enigma abriéndote en luminiscencia
cáliz para el Amado y su plegaria
esa demasía de lenguaje indómito
ya desgarradura ya lo dislocado
ya noche alta y morada de tu Teresa
transmutada en la rojedad de los versos
Qué miraste
qué hilos de luz trazando tus muslos
tus pulmones tu estómago
qué naciéndose desde lo arcano
Qué miraste que Teresa posó sus manos en tu frente
qué atravesándote incendiando tu pensamiento
qué miraste sino el cristalino silencio de lo muy vivo
esa tu resguardada herida luminosa.