Mariela Tax -Guatemala-

Mujer maya k’iche’, Salcajá, Quetzaltenango 1991. Poeta
y educadora popular.
Ha participado en lecturas de poesía promovidas por el Colectivo Ajtz’ib’ escritores de
Comalapa y el programa “Media hora con”, así mismo, participó como poeta invitada
en el Encuentro Global de Mujeres indígenas “Cura Da Terra”. Algunos de sus poemas
han sido incluidos en la Fanzine Chonchón, Lebú Chile en diversas ediciones, así
como en la Antología “Poetas de Quetzaltenango” publicada en el año 2021 por Sion
Editorial, así mismo, es parte de la publicación “Salir del engaño ¿200 años? ¡Nada
que celebrar! publicado en septiembre de 2021 por Parutz’ Editorial.

La espantapájaros de mi vereda
En mi vereda hay una espantapájaros, tiene hambre la pobre, me ve con tristeza
cada mañana cuando paso en frente.
A medio día yo le ofrezco agua, pero por la nostalgia, el agua se le escapa por los
ojos. Me cuenta que una cigarra la visitaba todos los días para recibir el alba o para
ver morir el sol.
Me cuenta que la cigarra le cantaba canciones de Violeta Parra y de Víctor Jara,
pero un día la cigarra desapareció y no volvió. La pobre espantapájaros no sabe qué
le pasó, pero todos los días la espera, la busca en la misma dirección.
A veces cree escuchar su canto.
Tiene la esperanza de que esté en otros maizales cantándole a la luna.
Tiene la esperanza de que no haya sido devorada por la hambrienta soledad.
De que no haya desaparecido en la obscuridad.
Con la esperanza de que no que haya sido sepultada en la clandestinidad.
La espantapájaros de mi vereda está triste.
Sigue esperando,
Sigue buscando,
Sigue llorando entre las sombras.
A la espantapájaros de mi vereda la piel se le marchita en medio de tanta espera…
Su rostro encarna lamentos y miles de rezos. Todos los días la veo llorando,
buscando entre el maizal. Triste la escucho cantando himnos contando los siglos.

Cuando la Paz es graznido de cuervos
¿Paz? ¿Cuál paz?
Si la pobreza sigue declarándonos la guerra.
Si el hambre tiene rostro de niño moribundo con las costillas expuestas.
Si hasta el silencio tiene miedo de escuchar los gritos de las niñas y las mujeres que
son asesinadas cada día.
¿Paz? ¿Cuál paz?
Si la muerte sigue merodeando con sigilo nuestros campos.
Si seguimos perdiendo nuestras tierras y hasta los maizales agonizan sin siquiera
germinar.
Si seguimos muriendo de sed a pesar de que los ríos nos pertenecen.
¿Paz? ¿Cuál paz?
No hay nada que celebrar cuando en nombre de la paz nos siguen amenazando los
verdugos.
No hay nada que celebrar cuando los que gobiernan, merodean como cuervos sobre
nuestras desgracias, cuando sacan ventaja de nuestras miserias.
No hay nada que celebrar cuando siguen saqueando a nuestro pueblo y a nuestras
tierras bajo la bandera blanca de la modernidad.
¿Paz?
Pas, pas, suena el rifle de la opresión que nos calla, verdugo desde la invasión.
¿Paz? ¿Cuál paz?
Tan transparente es la paz que cualquiera diría que no existe.
Que solo existe lo que se ve…
Yo solo veo hambre, muerte, violencia y despojo.
Yo veo a un pueblo abandonado, heredero de desgracias.
Un pueblo pariendo sueños, pero alimentándolos con miedo.
Un pueblo deshabitando su piel y su raíz para marchar lejos a un lugar donde los
sueños quedan enterrados a medio caminar.
¿Paz? ¿Cuál paz?
La paz no nos acompaña ni siquiera al dormir porque hasta las penas nos están
robando el sueño.