Nació en la ciudad de François, Martinica. Benjamín de una hermandad de 10 niños en un medio humilde.
Licenciada en Historia en 1998, profesora de Letras, Historia y Geografía, profesora de español, Anima talleres de escritura poética y de terapia por la escritura automática.
Premio Casa de las Américas, Cuba, para su poemario Arco iris, la esperanza, EN 1998 traduce y adapta el drama del dramaturgo cubano Ulises CALA, El traje, obra de teatro puesta en escena en la manifestación “Le temps de lire” en el Centro Martiniqueño de Acción Cultural (CMAC) Este mismo año, su primera novela, C’est vole que je vole, es publicada en París. Su tema es la locura, la niñez asesinada. Presenta un espectáculo con cantos inspirados por la novela con un grupo de músicos que suelen acompañarla para sus recitales poéticos.
En el año 2000 escribe su segunda novela: Confidentiel, novela-juventud, Editorial DAPPER, París. En 2002 escribe su tercera novela, L’Espagnole, sobre el tema de la prostitución. Editorial Groupe Hatier International, París, el mismo año es publicada en Rumania de su libro Arco Iris, la Esperanza, en versión bilingüe (francés/rumano) por la Academia Orient/Occident. En el Festival International de Poesía de Curtea de Arges, hace parte de los 3 poetas seleccionados para el “Premio International de Poesía de Rumania”.
Encrucijada
He aquí, en este lugar de ninguna parte hasta siempre,
En la encrucijada de mi vida donde ninguna ruta se interrumpe
He aquí, te presento el antepasado
Negrero con ojos azul-acero: el odio
El látigo ate aún en sus manos crispadas
Ve, pisotea todos mis sueños de libertad, labra mis entrañas con su semilla de violencia
Ve, despedaza mi infancia, mi África por siempre perdida
Ve como el odio le está devorando el corazón, se cree todo poderoso
Hele aquí alzado en la noche de mi rechazo
Ha violado mi cielo
Y una lluvia escarlata salpica la tierra
Roja es su sangre, rojo también el infierno de la locura
He aquí mi abuela estremeciéndose de frío, de incrédulo odio
Negra como la noche más larga
La esclava en mí, convocando los tambores, pero sorda a su llamamiento
Pero ciega
Incapaz de decir más que: “Sí, sí, dueño…” mientras que en su corazón:
“¡Ojala que mi odio te traspase el corazón!”
Y el odio es un fruto demasiado maduro que supura sangre
Ve, tiembla de miedo, lombriz aplastándose a los pies del dueño
Hela aquí, es mi madre, mi hermana, mi niña maldita
Heles aquí, mis dos niños malditos – origen de mi descendencia, empero carga demasiada pesada para mis humanos hombros
Basta ya doblegarse
Basta ya sacar el pecho al creer el cielo entero en mis ojos
Helos aquí, mis dos mundos desgarrados, cruce de caminos,
Llamo la lluvia del cielo, aguas vivas salvadoras sobre sus cabezas inclinadas
Heles aquí, mis dos niños de la sombra en búsqueda de un poco de amor
No hay sino el amor para lavar tanto odio
Fuego, estrangulación, látigos erectos y machetes alzados, cañas encendidas y locura de los seres
Después el fuego, mi tierra por reconstruir, mi historia ahogada
Helas aquí, las dos caras de mi locura
¡Oh dios, tómalas mismamente en tus taumaturgas manos
Extrae el acero en el azul de mis ojos y la piedra de sangre que me obstruye el corazón
Erige la lombriz en el fuego del sol, cura mis caderas de la ofensiva caricia
Ayúdame a mirar sin temblar el azul del cielo y el mar turquesa
Toma entre tus manos mi África nueva
Y haz de mí, hasta el final de los Tiempos
Una vibración de amor!
Creer
Creer en lo más negro de la noche
Que el sol acaba por perforar el dobladillo del día
Creer que en lo más hondo de la ola
Surgirá la saludable cresta…
Creer a pesar del sentido común, de la razón racional
Creer que la vida es bella
Y si la sangre sigue inundando las avenidas de la inocencia
Si la infancia agoniza abriendo unos ojos incrédulos
Sobre un mundo demente hasta la desmesura
Si la tierra hasta las entrañas es violada
Si el aire no respira más que el hormigón
Si los sentimientos se tasan en el mercado del provecho
Si los rapaces de la duda despliegan sus pesadas alas
Incluso sobre el umbral de la esperanza
Si todo parece imposible, vano e irrisorio
Creer entretanto que la lluvia
Afila sus armas entre las sombras de una nube
Creer que el plenilunio parirá
Una guarnición de estrellas firmes
Creer obstinadamente
Creer absolutamente
Creer que entre la sombra de la noche
El fruto abandonado confía su amor a la vagina de la tierra
Para brotar –haz de esperanza– sobre el mismo sitio de
sepultura
Creer ciegamente
Creer lúcidamente
Creer a pesar de los oráculos
Que el amor vibra
En pleno corazón del odio
Que la verdad canta a contra canto
Sobre la partición de la mentira
Creer que la tierra y el cielo son aún novios
Y parlan en secreto
De la dulzura de vivir…