Nicole Cage -Martinica-

Nació en la ciudad de François, Martinica. Benjamín de una hermandad de 10 niños en un medio humilde.

Licenciada en Historia en 1998, profesora de Letras, Historia y Geografía, profesora de español, Anima talleres de escritura poética y de terapia por la escritura automática.

Premio Casa de las Américas, Cuba, para su poemario Arco iris, la esperanza, EN 1998 traduce y adapta el drama del dramaturgo cubano Ulises CALA, El traje, obra de teatro puesta en escena en la manifestación “Le temps de lire” en el Centro Martiniqueño de Acción Cultural (CMAC) Este mismo año, su primera novela, C’est vole que je vole, es publicada en París. Su tema es la locura, la niñez asesinada. Presenta un espectáculo con cantos inspirados por la novela con un grupo de músicos que suelen acompañarla para sus recitales poéticos.

En el año 2000 escribe su segunda novela: Confidentiel, novela-juventud, Editorial DAPPER, París. En 2002 escribe su tercera novela, L’Espagnole, sobre el tema de la prostitución. Editorial Groupe Hatier International, París, el mismo año es publicada en Rumania de su libro Arco Iris, la Esperanza, en versión bilingüe (francés/rumano) por la Academia Orient/Occident. En el Festival International de Poesía de Curtea de Arges, hace parte de los 3 poetas seleccionados para el “Premio International de Poesía de Rumania”.

Encrucijada

He aquí, en este lugar de ninguna parte hasta siempre,

En la encrucijada de mi vida donde ninguna ruta se interrumpe

He aquí, te presento el antepasado

Negrero con ojos azul-acero: el odio

El látigo ate aún en sus manos crispadas

Ve, pisotea todos mis sueños de libertad, labra mis entrañas con su semilla de violencia

Ve, despedaza mi infancia, mi África por siempre perdida

Ve como el odio le está devorando el corazón, se cree todo poderoso

Hele aquí alzado en la noche de mi rechazo

Ha violado mi cielo

Y una lluvia escarlata salpica la tierra

Roja es su sangre, rojo también el infierno de la locura

He aquí mi abuela estremeciéndose de frío, de incrédulo odio

Negra como la noche más larga

La esclava en mí, convocando los tambores, pero sorda a su llamamiento

Pero ciega

Incapaz de decir más que: “Sí, sí, dueño…” mientras que en su corazón:

“¡Ojala que mi odio te traspase el corazón!”

Y el odio es un fruto demasiado maduro que supura sangre

Ve, tiembla de miedo, lombriz aplastándose a los pies del dueño

Hela aquí, es mi madre, mi hermana, mi niña maldita

Heles aquí, mis dos niños malditos – origen de mi descendencia, empero carga demasiada pesada para mis humanos hombros

Basta ya doblegarse

Basta ya sacar el pecho al creer el cielo entero en mis ojos

Helos aquí, mis dos mundos desgarrados, cruce de caminos,

Llamo la lluvia del cielo, aguas vivas salvadoras sobre sus cabezas inclinadas

Heles aquí, mis dos niños de la sombra en búsqueda de un poco de amor

No hay sino el amor para lavar tanto odio

Fuego, estrangulación, látigos erectos y machetes alzados, cañas encendidas y locura de los seres

Después el fuego, mi tierra por reconstruir, mi historia ahogada

Helas aquí, las dos caras de mi locura

¡Oh dios, tómalas mismamente en tus taumaturgas manos

Extrae el acero en el azul de mis ojos y la piedra de sangre que me obstruye el corazón

Erige la lombriz en el fuego del sol, cura mis caderas de la ofensiva caricia

Ayúdame a mirar sin temblar el azul del cielo y el mar turquesa

Toma entre tus manos mi África nueva

Y haz de mí, hasta el final de los Tiempos

Una vibración de amor!

Creer

Creer en lo más negro de la noche

Que el sol acaba por perforar el dobladillo del día

Creer que en lo más hondo de la ola

Surgirá la saludable cresta…

Creer a pesar del sentido común, de la razón racional

Creer que la vida es bella

Y si la sangre sigue inundando las avenidas de la inocencia

Si la infancia agoniza abriendo unos ojos incrédulos

Sobre un mundo demente hasta la desmesura

Si la tierra hasta las entrañas es violada

Si el aire no respira más que el hormigón

Si los sentimientos se tasan en el mercado del provecho

Si los rapaces de la duda despliegan sus pesadas alas

Incluso sobre el umbral de la esperanza

Si todo parece imposible, vano e irrisorio

Creer entretanto que la lluvia

Afila sus armas entre las sombras de una nube

Creer que el plenilunio parirá

Una guarnición de estrellas firmes

Creer obstinadamente

Creer absolutamente

Creer que entre la sombra de la noche

El fruto abandonado confía su amor a la vagina de la tierra

Para brotar –haz de esperanza– sobre el mismo sitio de

sepultura

Creer ciegamente

Creer lúcidamente

Creer a pesar de los oráculos

Que el amor vibra

En pleno corazón del odio

Que la verdad canta a contra canto

Sobre la partición de la mentira

Creer que la tierra y el cielo son aún novios

Y parlan en secreto

De la dulzura de vivir…