Mujer de sal, afrodescendiente, nacida a 100 metros de la bahía de Amatique, en casa de Amanda, su madre, que ya no está. De pequeña gustaba correr descalza sobre un interminable caminito de cangrejos y hacer barquitos de papel, para echarlos a navegar, en las pozas de agua que quedan después de los aguaceros. Considera que la poesía es su medicina vital. Una soga para no caer al precipicio. Un barrilete de colores que la eleva más allá de las tardes grises.
En su búsqueda poética, además de haber participado, en algunos talleres conducidos por el escritor Marco A. “el bolo” Flores, ha transitado por dos grupos literarios: el grupo autodenominado “El quinto infierno” Guatemala; y, el taller “Tallernautas cartonera” de San Cristóbal De Las Casas, Chiapas, Méx. Dirigido por Ximena de Tavira. También en San Cristóbal de Las Casas fue impulsora y coordinadora en la producción del Primer Festival literario para alumnas/os del proyecto pedagógico “El Pequeño Sol” en el cual se rindió homenaje a los grandes escritores latinoamericanos que han ganado el Premio Nobel de Literatura.
En el año 2000, con su trabajo “A mar Abierta” (libro inédito) recibe el premio único del Primer Certamen de poesía Alaíde Foppa. Luego en el año 2004 es premiada en el Primer Certamen de poesía “Mujeres accionando desde el arte” del Instituto Universitario de la Mujer de la Universidad de San Carlos de Guatemala y en el año 2014 le otorgaron mención honorífica en el primer Certamen Interuniversitario de Poesía y Cuento Juan Fernando Cifuentes de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Rafael Landívar.
Ha sido invitada en varios festivales y recitales de poesía en Guatemala, Costa Rica y México, como el Primer Festival de poesía de mujeres en el País de las nubes, Oaxaca, Mex., Primer Festival Internacional de Poesía Nahuat Pipil en el municipio de Nahuizalco, San Salvador, El Salvador, 2013. En el X Festival Internacional de poesía en Quetzaltenango, Guatemala.
Ha publicado los libros de poesía: “Abrir la puerta” (año 2000), “Eterno Desencanto” (2005) y “Sur desterrada” 2011; y el libro “A voz en grito” (Trabajo de investigación que combina la técnica del testimonio con la poesía). Además, trabajos suyos han sido publicados en antologías como “Voces de posguerra” y “Mujer, desnudez y palabras; en revistas como “los que escriben” y Noticias de Guatemala”; en diarios y suplementos: Diario Latino, San Salvador, La cuerda, Siglo XXI, Azacuán y Prensa Comunitaria en Guatemala, entre otros. También textos suyos han sido musicalizados por los antautores guatemaltecos Rony Hernández (Textos: Balada para Amanda, y Abrir la Puerta), Sandra Morán (Textos Retazos de viento y Mujer) y, el coro Vocal Doce (Balada para Amanda). Además, su poesía ha sido publicada en diferentes blogs de literatura
latinoamericana y traducida al italiano.
Su eterno proyecto es la publicación de su libro de poesía “A mar abierta” en el cual ha estado trabajando por muchos años y que recogen textos inéditos de su vida en diferentes épocas. También próximamente saldrá un libro de micro relatos de autoras centroamericanas, donde la poeta ha sido incluida con unos textos que fueron publicados en el año 2018 en el periódico feminista La Cuerda.
VIAJE
Dentro de una horas sale barco de este puerto y ciertamente no sabemos para
dónde. Seguramente amaneceremos un domingo sobre un mar en calma y veremos
las primeras gaviotas, migrantes trasatlánticas, abriendo el horizonte, rumbo al sol.
En estas horas del embarque, el mar está agitado y nos desnuda el frío de un cielo
gris. Habrá que navegar ligeros de equipaje, nos dicen…
Una mochila con trocitos de alegría, el frasquito donde guardamos palabras
amorosas y oraciones esenciales. La carpetita con las fotos más queridas. La
chamarrita que tejimos con los abrazos más sentidos, para sobrellevar lo gélido de
las horas afiladas. También, La bolsita de amuletos con las hojitas de lavanda, la
cáscarita seca de un limón, la rajita de canela y el pedacito de jengibre.
Y de ningún modo olvidar, el estuche de crayones con los colores primarios, la barra
de grafito y el cuarderno de hojas recicladas. Y por supuesto, la cajita de cerillas
para encender siempre la esperanza.
EN LA HONDONADA
(A mama Santos)
Parece que duerme
Más bien, parece muerta
Es como si se le hubiese
estacionado el tiempo
Recuerdo su mirada
encajada en la tierra
Sus manos zabordas
en la cocina
¡Está triste! Lo sé
Es una tristeza repatriada en sus ojos
Tristeza profunda como el océano
Mi mar le besa los sueños
Se los besa con caracolas y arena
Ella no siente porque carga otro mar adentro
A mí, su mar me duele
Son olas subterráneas
mueven mis raíces
sobrecogen mi infancia…
Puede alguien responderme
¿Quién pudo hacerte tanto daño
mi nanita negra?