Ronald Cano -Colombia-

(MEDELLÍN- 1983)

También conocido como Ronnie Hawkins. Es Premio de Cultura Ciudad de Itagüí (2007), y Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín (Prometeo, 2013). Es autor de los libros El Animalista, y Cartografía Universal. Fue traducido al francés por Solenne Lallia, y Stephane Chaumet. Hace parte de la Antología de Poesía Colombiana del Siglo XX publicada por la editorial francesa L’Oreille du Loup (2017), y de la Antología En Tierras del Cóndor, Perú-Colombia, del Taller de Edición Rocca (2014). Ha participado en festivales internacionales de poesía: Medellín, Quetzaltenango (Guatemala), San Cristóbal de Las Casas (Mexico), Val de Marne (París), Belles Latinas (Lyon), y Midiminuitpoésie (Nantes). Es sociólogo, promotor de lectura y escritura, y fundador de la galería literaria La Mosca Luminosa.

  1. Solsticio de invierno

En la ínsula de la ultraviolencia

el paraíso es un campo de manzanas incomibles,

el viento, es el aliento mortecino del hambre.

Los gallinazos, nacidos del primer muerto,

vuelan prestos a la piel y a la memoria desvencijada,

dan círculos sobre el silencio polvoso.

Todo aquí se abalanza, se ensaña,

entre picotazos y graznidos nadie se entiende,

el veneno abunda en las palabras.

  • Solsticio de verano

Una sombra engendrada por el primer rayo

migra desde una tierra lejana, de hambre

al festín del cuerpo innombrado.

Ahí está el despojo declarado por el vacío,

el silencio en el laberinto del sol meridiano,

el eslabón putrefacto del disoluto miedo.

Sobre el campo se yergue el cansancio,

hiede el corazón abyecto, truena el fusil, 

las piedras son las palabras

que nadie se atreve a lanzar.

Es entonces, es cuando el gallinazo devora

toda la luz que le queda al cielo.

  • Quiromancia

En la mano derecha del tirano

hay una línea, un camino de lujo

como todo en su tirana vida;

de un extremo conduce a la iglesia

del otro, al prostíbulo.

Oblicua, hay otra línea,

también impune como su tirano destino,

que viene de la fábrica, de la escuela,

de la universidad pública,

y lleva, mientras todos duermen,

a la fosa sin nombre.

  • Vidrios polarizados

Qué soñará el presidente del país más corrupto del mundo, que obvio no es el nuestro, cuando va a la cama, después de montar a caballo a su jefe.

Qué pensará hacer en la mañana, cuando despierte de su sueño, mientras se sienta en su sanitario amarillo, azul, rojo, y lee en twitter su horóscopo. 

Qué sentirá cuando sale de su casa, en caravana blindada, con su escolta de lujo, y su estómago relleno, y pasa por la calle de los niños rotos.

Con qué cara se reunirá con los clientes del país más corrupto del mundo, que obvio no es el nuestro, el día que su propia lengua lo traicione.  

Qué tendrá para decir, cómo responderá a las encuestas, dónde quedarán los aplausos, cuando a su teleprónter se le acaben finalmente las mentiras.

  • El tirano va a la cama

El tirano se arrodilla y reza,

su madre le enseñó a persignarse

como todo buen tirano.

Tropieza en sus oraciones

con las onomatopeyas de su lengua,

abre la cobija, la transgrede.

Se rasca, bosteza, lanza un gas,

guarda su tiránica sonrisa

en un vaso con agua.

Y antes de dormir,

como todas las noches,

y eso se lo enseñó su padre,

le da de beber lágrimas de niño

a los monstruos que viven

debajo de su cama.